viernes, 9 de junio de 2023

Se cumplen 67 años de la truncada revolución de Valle, Tanco y Cogorno. La proclama.




PROCLAMA DEL MOVIMIENTO DE RECUPERACIÓN NACIONAL

 

 

Las horas dolorosas que vive la República, y el clamor angustioso de su pueblo, sometido a la más cruda y despiadada tiranía, nos han decidido a tomar las armas para restablecer en nuestra patria el imperio de la libertad y la justicia al amparo de la Constitución y las leyes.

 

 Como responsables de este Movimiento de Recuperación Nacional, integrado por las Fuerzas Armadas y por la inmensa mayoría del pueblo —del que provienen y al que sirven— declaramos solemnemente que no nos guía otro propósito que el de restablecer la soberanía popular, esencia de nuestras instituciones democráticas, y arrancar a la Nación del caos y la anarquía a que ha sido llevada por una minoría despótica encaramada y sostenida por el terror y la violencia en el poder.

 

 Conscientes de nuestra responsabilidad ante la historia, comprendemos que nuestra decisión es el único camino que nos queda para impedir el aniquilamiento de la República en una lucha estéril y sangrienta entre hermanos, cada día más inevitable e inminente.

 

 Deploramos que precisamente desde el gobierno se haya cerrado sistemáticamente toda posibilidad de pacificar la República y alcanzar la armonía entre los argentinos, en contraposición con el sentido de responsabilidad, la tolerancia y la paciencia patriótica del pueblo.

 

 La Nación entera, y con ella la tranquilidad, el bienestar y la dignidad de los argentinos han caído en manos de hombres y de fuerzas que aceleradamente retrotraen a la patria a épocas de sometimiento, de humillación y de vergüenza.

 

 Su acción nefasta ha desquiciado y lesionado profundamente el orden político, económico y social de la República.

 

 Este Movimiento de Recuperación Nacional, se lanza a la acción revolucionaria con objetivos claros y un programa concreto para restablecer la soberanía y la justicia social y devolver al pueblo el pleno goce de su libertad y sus derechos.

 

 Declara objetivos fundamentales de su acción:

 

En lo político

 

 Han violado y desconocido el imperio de la Constitución y de las leyes, sustituyéndolo por un llamado “derecho de la Revolución”, que no es otra cosa que el entronizamiento de la arbitrariedad, sin más normas ni vallas que la omnímoda voluntad de los que detentan el poder.

 

 Se han avasallado así las garantías y derechos individuales, sustituyéndose a instituciones y personas de la jurisdicción de sus jueces naturales, sometiéndolos a tribunales y comisiones especiales expresamente prohibidas por la Constitución.

 

 Se ha perseguido, encarcelado y confinado en verdaderos campos de concentración a miles de argentinos no sometidos a proceso y privados del derecho a la defensa, por razones ideológicas o políticas.

 

 Por idénticas razones se ha privado a miles de argentinos de derechos esenciales, como el acceso a los empleos públicos y la participación activa en la vida cívica de la Nación, sin que tan graves penas provengan de la decisión de la justicia y ni siquiera del juzgamiento de la conducta de los inculpados.

 

 Como consecuencia de esta arbitrariedad discriminatoria, que divide a los argentinos en réprobos y elegidos, se ha privado de sus empleos a miles de ciudadanos, sin tenerse en cuenta ni su antigüedad, ni su idoneidad, ni su conducta.

 

 Se ha excluido de la vida cívica del país a la fuerza mayoritaria con el pretexto de inmoralidades y desviaciones en la conducta de algunos sus dirigentes; verdadera aberración jurídica y moral que podría llevar a la exclusión de todos los partidos, desde que todos padecen o padecieron en algún momento de males similares.

 

 Se ha fomentado y organizado desde el gobierno la delación y el espionaje contra personas e instituciones, inclusive contra las Fuerzas Armadas.

 

 Se ha impedido la libertad de prensa, uniformada al servicio del gobierno, interviniendo y entregando arbitrariamente los diarios y revistas a sectores políticos minoritarios adictos al mismo, clausurando los desafectos e impidiéndose la aparición de nuevos órganos de opinión independiente.

 

 Todo ello unido a la monstruosidad totalitaria de un decreto-ley que bajo penas gravísimas prohíbe a los ciudadanos hasta el uso o empleo individual de palabras, fechas, símbolos, fotografías, nombres y expresiones que se proscriben, configuran los hechos más salientes de un plan siniestro, destinado a ahogar la libre expresión de la ciudadanía, y entronizar en el poder a minorías antinacionales que en su hora enajenaron el patrimonio del país y traficaron con el hambre y el dolor de los trabajadores argentinos.

 

 Este desborde de la arbitrariedad ha culminado con la abolición de la Constitución Nacional vigente, sancionada por una Convención Reformadora libremente elegida por el pueblo, con la participación de los mismos sectores políticos que apoyan a la tiranía, Constitución que juraron acatar y defender los mismos que hoy la vulneran y suprimen a espaldas del Pueblo y al margen de su libre voluntad soberana, con el evidente propósito inconfesable de abolir disposiciones como las del artículo 40, que impiden la entrega al capitalismo internacional de los servicios públicos y las riquezas naturales del país, juntamente con otras también fundamentales como las que sancionan los derechos del trabajador y las que estatuyen la función social de la economía y la riqueza.

 

 Por un acto arbitrario y despótico se reimplanta una Carta Fundamental ya superada por la realidad política, económica y social de la República, al amparo de cuya imprevisión y laxitud fue posible en otras épocas la entrega del país a las fuerzas internacionales del capitalismo y el sometimiento, el hambre y la humillación de nuestro pueblo.

 Y para hacer más evidente la burla a la ciudadanía y la prepotencia de la arbitrariedad, ni siquiera se la reimplanta en todo su vigor como norma de convivencia o valla del poder, sino “en tanto y en cuanto no se oponga a los fines de la Revolución”, vale decir, en cuanto no se oponga a la voluntad omnímoda e Incontrolada del gobierno. Jamás, en toda la historia, gobierno alguno ha tenido el descaro de hacer semejante profesión de tiranía y despotismo.

 

En lo económico

 

 Se han tomado medidas tendientes a quebrantar la industria nacional, depreciar la moneda, crear el desaliento en la inversión de capitales útiles, elevar los precios acentuando el desequilibrio entre éstos y los salarios, provocar sectores importantes de desocupación, que llevarán por hambre a los obreros a someterse a la voluntad del capitalismo.

 

 Todo ello unido al desprestigio internacional de nuestra economía por el propio gobierno, a la acelerada contratación de empréstitos extranjeros y a la adopción de determinados compromisos anteriores, constituyen etapas de un plan destinado a retrotraer al país al más crudo coloniaje, mediante la entrega al capitalismo internacional de los resortes fundamentales de su economía.

 

 

En lo social

 

 Se han desconocido legítimas conquistas de los trabajadores, se ha destruido la organización sindical —base indispensable de la paz social y del progreso del país—, mediante la intervención a la Central Obrera y a todos los sindicatos.

 

 Se ha perseguido, encarcelado y confinado a miles de trabajadores, y se los ha privado arbitrariamente del derecho elemental de intervenir activamente en la vida de las organizaciones a que pertenecen.

 

 En síntesis, desde el propio gobierno se ha realizado una acción sistemática tendiente a destruir la organización sindical y anarquizar a los trabajadores, acción que persigue la finalidad inconfesable de debilitar el frente social para posibilitar el camino del sometimiento del pueblo, y con él, del sometimiento de toda la Nación.

 

 

En las Fuerzas Armadas

 

 Se ha tratado en toda forma de minar su unidad y su armonía y se han desquiciado sus cuadros con la baja o retiro obligatorio de centenares de jefes, oficiales y suboficiales que honraban a la institución por sus virtudes morales y su capacidad profesional.

 

 Al mismo tiempo se ha obligado a muchos oficiales al desempeño de funciones civiles incompatibles con su estado militar, creándose hacia la institución un lógico resentimiento y desconfianza del pueblo, difícil de superar, y que es la semilla más criminal que podía haberse sembrado para dividir y anarquizar a la Nación.

 

 Esto es, en lo fundamental, el panorama trágico de las horas difíciles que vive la República. La proliferación de conflictos sindicales, los actos diarios de sabotaje en todo el territorio del país y el continuo descubrimiento en toda la República de planes subversivos o actos de insurrección, denunciados por el propio gobierno, no son (como él pretende, para encubrir su responsabilidad y engañar a la opinión) fruto de la acción aislada de personas perturbadoras, sino síntoma del clima de opresión y subversión en que vive la República y expresión evidente del espíritu indomable y de la decisión del pueblo de reconquistar su libertad.

 

 Tan grave estado de cosas impulsa nuestra determinación y nos decide a recoger el clamor unánime del pueblo, antes de que la República desemboque en una lucha fratricida que terminará por destrozarla.

 

 

El programa del Movimiento de Recuperación Nacional

 

I - En lo político

 

 ·Restablecer el Estado de derecho mediante la vigencia plena de la Constitución Nacional y el imperio de la justicia en un ambiente de real libertad y pura democracia.

 

 ·Consolidar la soberanía popular mediante la realización de elecciones generales en todo el país en un plazo no mayor de 180 días, con plenas garantías para todos los partidos políticos en el proceso electoral y preelectoral, incluida la utilización con iguales derechos de todos los medios de expresión y difusión.

 

 ·Prescindencia absoluta del gobierno en materia electoral y fiscalización de los comicios por las Fuerzas Armadas.

 

 ·Libertad efectiva y absoluta de prensa para todos los sectores de la opinión.

 

 ·Amnistía general y derogación de todos los decretos y medidas discriminatorias dictados por razones ideológicas o políticas.

 

 ·Libertad de todos los presos políticos y sometimiento a la justicia competente de los que hubiesen cometido delitos comunes.

 

 ·Reincorporación de los empleados y obreros eliminados arbitrariamente por razones ideológicas o políticas.

 

 ·Levantamiento de las interdicciones a personas y empresas e intervención de la justicia en los casos de violación de las leyes en vigor.

 

 ·Rehabilitación de los partidos políticos privados de personería v plena libertad para la formación de nuevas fuerzas, dentro de las normas establecidas por la legislación vigente.

 

 

II - En lo económico

 

 ·Revisión de las medidas de carácter económico y financiero que pudieran lesionar los intereses nacionales.

 

 ·Revisión de las medidas económicas y financieras que afectan seriamente el desarrollo de las actividades productivas.

 

 ·Restablecimiento de la plena ocupación y adopción de medidas para contener el alza del costo de la vida.

 

 

III - En lo social

 

 ·Devolución del gobierno de los sindicatos a los trabajadores y elección por los mismos de las autoridades de la Central Obrera en un plazo de 45 días.

 

 ·Libertad inmediata a todos los dirigentes y obreros detenidos por razones políticas o gremiales.

 

 ·Renovación de los convenios de trabajo, de común acuerdo entre los trabajadores y empresarios, mediante los procedimientos determinados por la legislación vigente al 20 de setiembre de 1955.

 

 ·Derogación de los decretos y medidas discriminatorias que impiden a miles de obreros su participación en la vida de los organismos gremiales.

 

 

IV - En las Fuerzas Armadas

 

 ·Reestructuración de las mismas con vistas a las necesidades de la defensa nacional.

 

 ·Reincorporación de jefes, oficiales y suboficiales que poseyendo valores profesionales y morales hayan sido dados de baja o retirados por razones políticas o ideológicas.

 

 ·Mantenimiento de los actuales cuadros con la única excepción que determinen los tribunales y organismos competentes que establece la ley.

 

 

 

V - En el orden internacional

 

 ·Respeto y cumplimiento de todos los convenios, pactos y compromiso internacionales concertados por el país dentro de las normas constitucionales y legales.

 

 ·Suspensión de la ejecución de aquellos compromisos contraídos en violación de tales normas, a fin de que oportunamente sean considerados por las autoridades legalmente constituidas por los órganos y procedimientos que estatuye la Constitución Nacional.

 

 

 

Sosteniendo tales principios y comprometiendo ante el pueblo de la República el fiel y estricto cumplimiento de los objetivos señalados, el Movimiento de Recuperación Nacional toma las armas, en defensa de la patria, decidido a pacificar la nación por el camino de la verdadera libertad, en el respeto de la Constitución y la Ley.

 

No hacemos cuestión de banderías porque luchamos por la patria que es de todos. No nos mueve el interés de ningún hombre ni de ningún partido.

 

 Por ello, sin odios ni rencores, sin deseos de venganza ni discriminaciones entre hermanos, llamamos a la lucha a todos los argentinos que con limpieza de conducta y pureza de intenciones, por encima de las diferencias circunstanciales de grupos o partidos, quieren y defienden lo que no puede dejar de querer y defender un argentino: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria, en una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

 

¡Viva la patria!

 Buenos Aires, 9 de junio de 1956

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


martes, 6 de junio de 2023

Hace 78 años Perón hablaba al crear la Administración Nacional de la Vivienda.

 



DISCURSO CON MOTIVO DE LA CREACION DE LA ADMINISTRACION NACIONAL DE LA VIVIENDA 

Juan Domingo Perón

 [6 de Junio de 1945]


En mi carácter de secretario de Trabajo y Previsión tengo la grata satis­facción de hacer llegar al pueblo de la República la noticia de una medida de gobierno, acaso la más importante que se haya adoptado hasta aquí, en orden al mejoramiento de las condiciones de vida material, moral y espiritual de la clase trabajadora, por la magnitud de la obra que implica y su proyección en el futuro.

Me refiero al decreto ley que acaba de dictar el Poder Ejecutivo por el cual se crea la Administración Nacional de la Vivienda, organismo que tendrá a su cargo la enorme, pero nobilísima tarea de proporcionar a miles de hogares techo sano, decoroso y agradable y eliminar al propio tiempo el con­ventillo promiscuo, el rancho primitivo y el tugurio insalubre, focos de innumerables males.

En ocasión de iniciarse los estudios preliminares que condujeron a la estructuración de la Secretaria de Trabajo y Previsión, sostuve que no podía escapar a la órbita de sus atribuciones específicas cuanto atañe al problema de la vivienda que, junto con el del salario, constituyen como gráficamente se ha dicho, los dos polos de la cuestión social. Propugnar una política social nueva, integral y dinámica, dejando de lado una de sus aspectos básicos, como es el que nos ocupa, por temor al esfuerzo, a los intereses creados o a otros pretextos igualmente fútiles, hubiera importado quebrar el sentido orgánico que debe presidir la labor de la Secretaria y claudicar, en mitad del camino, del programa de acción que aspiramos realizar no importa con qué sacrificios y cuya finalidad es, como ya lo he manifestado categórica y explícitamente: hacer efectiva la intercolaboración de todas las fuerzas del país, de todos sus sectores patronales, obreros e inclusive el de las autoridades públicas para que en el ámbito de nuestro vasto y rico territorio imperen los preceptos salu­dables de la justicia distributiva y se alcance así la más pacifica y feliz de las convivencias.

De acuerdo, pues, con el concepto lógico e incuestionable que debía privar, la Secretaría de Trabajo y Previsión asumió desde un principio la obligación de afrontar el angustioso problema de la vivienda planteado entre nosotros y notoriamente agravado en los últimos tiempos, en virtud no sólo del crecimiento desorganizado y vertiginoso de los centros poblados, sino también de la carencia de una política comprensiva dirigida a su solución.

Si la vivienda pobre, destartalada y miserable pudo servir hasta ahora de argumento para efectivas y truculentas disertaciones, y ser tema que defendió la prensa en enjundiosos editoriales, estudió el sociólogo hasta sus ultimas derivaciones, analizó el estadígrafo a través de números reveladores de increíbles hacinamientos y de progresiva desnatalidad y sí, por lo demás, dio lugar a algunas iniciativas legislativas y a realizaciones prácticas de escaso relieve frente a las ingentes necesidades del pueblo, no constituyó nunca en la alturas del poder una preocupación verdaderamente honda y patriótica que, impulsando la voluntad con decisión incontenida provocase ese empuje realizador que todo gobernante debe desplegar cuando, como en el caso, co­rren riesgo valores imponderables tales como la supervivencia misma de la estirpe y el acrecentamiento del capital humano cuyo déficit es y ha sido siempre síntoma inequívoco de grandes males sociales.

Cuidando de no caer en el error de diagnosticar la enfermedad sin poner en práctica consecutivamente los procedimientos curativos, traté por todos los medios de llevar al terreno de los hechos los antecedentes meramente informativos que existían sobre la cuestión; ponencias, monografías, cuestionarios, y fue así que, juntamente con la Secretaría de Trabajo y Previsión, formando parte integrante de la misma surgió en las esferas de las actividades públicas la Dirección de la Vivienda, la cual después de auspiciar una exposición que atrajo a más de 700.000 visitantes y de llenar una etapa experimental, dio comienzo en la vecina localidad de General San Martín, a las obras del barrio “Villa Concepción”; ciudadela modelo presupuestada en mas seis millones de pesos que satisfará necesidades materiales y afanes de cultura y cuyas 520 casas, que asoman ya sus perfiles sobrios y simpáticos darán albergue, dentro del presente año a igual número de familias obreras. Asimismo dispuesto que en la intersección de las calles Juan B. Alberdi y Lacarra de la Capital Federal, se echaran los cimientos de otro núcleo de edificación constituido por 174 departamentos y que en Tanta Rosa de Toay se licitase la edificación de 24 casas, De tal suerte que, sin haberse abordado todavía los planes de fondo, estas 718 viviendas mandadas construir en tan breve lapso nos revelan que casi hemos alcanzado el nivel de todo lo que el esfuerzo nacional de otrora pudo lograr.

La mencionada dirección se transformo luego en el Consejo Nacional de la Vivienda, entidad que con la eficaz colaboración de personas de buena voluntad preparó el estatuto legal y financiero de la actual Administración Nacional de la Vivienda por el que se otorga a ésta la calidad de repartición autárquica y se pone a disposición los fondos necesarios para encarar con inquebrantable firmeza una obra en vasta escala que, no trepito en afirmar, colocará a nuestro país a la vanguardia de los más adelantados en punto a proporcionar a las clases necesitadas vivienda higiénica, adecuada y económica.

En este aspecto hago público mi agradecimiento al excelentísimo señor ministro de Hacienda doctor Ceferino Alonso Irigoyen por su valiosa cooperación.

Un problema de tanta magnitud, que ha incidido sobre la raza malogrando sus ricas calidades autóctonas, sobre esta raza criolla y sufrida, sobria y paciente, y por lo mismo, digna de todo estímulo y ayuda; sobre esta raza valiente y heroica con cuya sangre y sudores se conquistaron nuestras glorias más puras; un problema de tanta transcendencia, que atenta contra la estabilidad del hogar a! que le cierra la puerta de su natural desarrollo y forta­lecimiento, no podía dejar de ser afrontado en toda .su dolorosa realidad por este gobierno revolucionario que siente en sus entrañas la acuciadora inquie­tud de asegurar el porvenir, a todas luces grande de la patria, asegurando primeramente a la célula sustancial de la sociedad, la familia, al mayor número de las mismas, la propiedad de la casa que es “manantial de sentimientos puros, afección a las cosas, evocación del recuerdo, sostén del linaje y base de una misión social”.

Y tal es nuestro afán en ese sentido que si los tratadistas de derecho público señalan como elemento integrante de la Nación, primordial y sine qua non al territorio, nosotros sostenernos que no es posible concebir la idea de familia sin que indisolublemente, como la sombra al cuerpo, esté adherida a ella el espacio vital, el techo, elemento material que cobija y aglutina y a cuyo amparo se expande y florece la vida. De ahí nuestro ideal: “Una vivienda para cada familia, cada familia en su vivienda”, y cuya cristalización, tras la cruzada que hemos de emprender al instante, traerá irremisiblemente apa­rejada una firme y segura armonización social.

Profundos cambios, inquietudes que vienen desde lo más hondo del alma de los pueblos y urgentes reclamos de la hora obligan a afrontamientos deci­sivos y a enfoques totales, A tales imperativos responde la concepción de la Administración Nacional de la Vivienda, cuyas grandes líneas, el vasto pano­rama que abarca, los elementos y fuerzas sociales, privadas y publicas, que pone en juego y las soluciones de fondo a que aspira nos permiten entrever, no en la lejanía brumosa de un futuro distante, sino en días cercanos, asen­tadas en miles y miles de viviendas miles y miles de familias, las familias de los artesanos y de los campesinos que, rebosantes de alegría y su salud reju­venecida, serán testimonios, el más fehaciente, de que tal era necesario realizar para desterrar la vergüenza de ese clamor de los guarismos que repercute en las páginas del Censo Escolar de 1943 al consignarse en ellas que son más de 300.000 los casos en que conviven en una sola habitación en condiciones las más deplorables cinco y más personas: que conviven noche y día: viejos, jóvenes, hombres, mujeres, enfermos y sanos.

Excedería de mi propósito analizar en estos momentos punto por punto el articulado del decreto ley creador de la Administración Nacional de la Vi­vienda y su régimen especial y civil, lo cual no es óbice para que haga una rá­pida incursión por él y advierta, ante todo, que en virtud de la misión respe­table asignada a la Administración, nadie debe aspirar a desempeñarse en ella que no tenga verdadera vocación hacia el bien común, y no sea cultor de la más acrisolada honradez, pues que se trata en definitiva de una labor de apos­talado social y administrativo, encaminada a brindar viviendas holgadas al menor costo posible a quienes para adquirirlas tienen, con inquietante fre­cuencia, que ahorrar sobre el hombre y la salud.

Un organismo en extremo ágil, con amplias atribuciones, regido por un Consejo que preside el secretario de Trabajo y Previsión y dotado de un per­sonal, el mínimo necesario, que al ponerse en funciones cree el clima propicio para que se incorpore sincronizadamente a su movimiento -mediante con­venios de ayuda financiera y de administración- los gobiernos de provincias, las comunas, las entidades patronales y gremiales, las asociaciones mutualistas, las sociedades cooperativas y demás personas responsables con el fin de cons­truir viviendas económicas, individuales o colectivas, ya se trate de planes de conjunto o de obras aisladas, y de alquilarlas o venderlas; y con facultad de ejercer funciones de contralor y tutela para asegurar que los fondos provistos sean empleados debidamente y que las construcciones, efectuadas con los mis­mos se utilicen según las respectivas disposiciones, he ahí el objetivo central de la Administración Nacional de la Vivienda.

El sistema de convenios de 'ayuda financiera o de coparticipación que va­mos a poner en práctica y que es una de las características de la nueva repar­tición, permitirá actuar con extrema desenvoltura, abrirá la puerta a la ini­ciativa privada ofreciéndole amplio campo de acción, alejará la posibilidad de dar pie a engranajes burocráticos de pesado rodaje y será, por tanto, una ga­rantía de que no recaerá sobre la cuota de venta o de alquiler de las viviendas un porcentaje de gastos tal que las torne inasequibles para sus legítimos desti­natarios, los hogares de, más exiguos recursos.

La Administración instaura un régimen fiscal y civil para las viviendas puestas bajo sus disposiciones protectoras, las cuales son anotadas en un re­gistro especial y eximidas de sellado, de impuestos que graven directamente su valor; de tasas que se refieran a prestaciones de servicio público a cargo de reparticiones, oficiales --esto último por un plazo de diez años- y de los gra­vámenes a los contratos, actos, escrituras públicas y actuaciones administra­tivas que tengan por objeto la adquisición de terrenos con destino a estas vi­viendas o la construcción y locación de las mismas.

De los planes de construcción del conjunto a que anteriormente nos hemos referido, fluye la posibilidad de que se obtengan diversas ventajas. Por un lado los gastos generales de edificación se reducen, y ello 'hace posible el propósito que tenemos de que el obrero no insuma por concepto de vivienda arriba de la quinta parte de sus ingresos mensuales. Por otro, la agrupación de deter­minado número de familias facilita la prestación de servicios sociales, cada vez más necesarios. A este respecto no es aventurado pensar que el esfuerzo reali­zado se malograría si junto a los barrios no se establecen, mediante' el apoyo privado u oficial, aquellas entidades de fomento que velen por la salud física y espiritual de los moradores, promoviendo un conveniente “aprendizaje de la propiedad” e impartiendo la enseñanza, en su más amplio sentido de la “ma­nera de vivir”.

Si bien la Administración tiene como función primordial la de resolver el problema de la vivienda económica para la clase auténticamente trabajadora, se ha tenido en cuenta, asimismo, las exigencias no menos dignas de protección, de otros importantes sectores de la población, el de los empleados y el de la clase media, igualmente descuidados hasta el presente. A tal efecto se dispone la iniciación inmediata de los estudios pertinentes y se prescriben medidas de carácter práctico.

El estatuto legal otorga a la Administración facultades que le permitirán extirpar de una vez por todas esa lacra de nuestra Capital: “el conventillo”; prevé la formación de nuevos centros de población, particularmente industria­les, que reúnan los adelantos de la técnica urbanística; dispone se empleen materiales de construcción que ofrezca la naturaleza allí donde se erijan las futuras viviendas y cuida que éstas, en su arquitectura y en su color, no cho­quen con los contornos del ambiente lugareño. La vivienda económica, dentro de su modestia y sencillez de líneas, debe ofrecer matices agradables que com­pleten si es posible, nunca que malogren, la belleza del paisaje nativo.

Con un exacto conocimiento de nuestra realidad de ayer y de hoy, y, con una clara visión de las necesidades del futuro se ha creado el Fondo Nacional de la Vivienda de cuatro mil millones de pesos destinados exclusivamente a la ejecución de obras, dentro del espíritu que informa el decreto ley. Dicho fondo ha de constituirse e invertir se en un plazo de veinte años y se integrará con el aporte de la Nación para lo cual se autoriza la necesaria emisión de títulos o de bonos de edificación y ahorro. También el producido de las cuotas de venta o locación de las viviendas que se construya será reinvertido con los mismos fines, lográndose de este modo un fondo rotativo que sobre la base del 3 % del interés mínimo fijado para los préstamos y treinta años de amortizaciones, ha de requerir una financiación de aproximadamente dos mil millones de pesos.

El esfuerzo de financiación que la Nación debe realizar se verá dismi­nuido en forma proporcional a la participación, activa de las provincias, municipalidades, entidades públicas, sociedades mixtas y empresas privadas que construyan viviendas económicas conforme a las directivas enunciadas.

Dicha participación se producirá amplia y sobradamente. Me inclina a afirmarlo la intensa expectativa que en estos momentos existe sobre todo cuanto atañe al problema de la vivienda, el unánime deseo de coadyuvar a su solución y el convencimiento general de que para alcanzarla es preciso realizar un esfuerzo como el que intentamos: coordinado, de gran aliento y equitativamente repartido entre múltiples entidades de orden privado y los diversos organismos estatales. Y siendo así ¿quién puede dudar que en opor­tunidad tan propicia no arrimen su buena voluntad y no aporte su generosa contribución autoridades, patronos de los grandes centros industriales agrícolas y ganaderos, asociaciones gremiales, a fin de adelantar la hora en que veamos vivir a nuestros obreros de la ciudad y a nuestros peones del campo de acuerdo con la dignidad de seres humanos?

No pretendo abusar de vuestra atención examinando otras particulari­dades del decreto ley a que me estoy refiriendo, de tanta importancia como las expuestas. Con lo dicho, creo haber llevado a vuestro ánimo la persuasión de que las dificultades iniciales han sido superadas y que nos encontramos en condiciones de lanzarnos a una acción pujante y efectiva.

La primera batalla emprendida y ganada por la Secretaria de Trabajo y Previsión fue la batalla contra la apatía; contra el espíritu marcadamente individualista, asocial y egoísta que iba prevaleciendo entre nosotros. No bien comenzaron a notarse las primeras manifestaciones de una conciencia social mas viva y sensible -acercando a las dos fuerzas productoras, la patronal y la obrera, propiciando sus respectivas organizaciones y rompiendo toda una trama de prejuicios que se oponían a la conquista de la justicia distributiva- pudimos con inmenso júbilo, hacer depositar en la mano curtida y noble del trabajador un salario más equitativo y remunerador.

Nos corresponde ahora resolver esta otra ardua cuestión. Para ello que­maremos también las naves y no cejaremos hasta ver convertidas en realizaciones orgánicas el contenido virtual del decreto ley y los proyectos trazados.

En suma de hoy en más, y mirando al porvenir, nos proponemos facilitar el acceso a la pequeña propiedad privada al mayor número de familias, con lo que entendemos contribuir al afianzamiento de una de las bases más sólidas de la seguridad social. No se me oculta que la tarea es ímproba y espinosa, pero también reconformante. Por lo demás, nada me arredra. Todas mis energías y todos mis afanes los he puesto al servicio de los intereses supremos de la patria.

¡Plantemos un nuevo jalón en la realidad del movimiento social argen­tino y demos comienzo a la labor que ha de salir airosa contando con la ayuda de aquél que dejó caer sobre los corazones la bienaventuranza de la justicia y del amor!

JUAN DOMINGO PERÓN

martes, 4 de abril de 2023

Hace 71 años hablaba el general Juan Domingo Perón.

 



DISCURSO CON MOTIVO DE LA ENTREGA AL EMBAJADOR ALEMÁN DEL INMUEBLE QUE ANTES OCUPABA SU EMBAJADA EN BUENOS AIRES.

 Juan Domingo Perón [4 de Abril de 1952]



Excelentísimo señor embajador de la República Alemana:

Yo he querido llegar hasta aquí para hacer entrega personalmente, en nombre del gobierno argentino, de la embajada alemana en Buenos Aires. Esto quizá no sea un acto protocolar para investirlo de toda la amistad y de todo el cariño con que cumplo este cometido de la República.

Los que tenemos el honor de vestir este uniforme no olvidaremos nunca la inmensa deuda de gratitud que tenemos los viejos camaradas del ejército alemán, a quienes tanto debemos de nuestra instrucción y de nuestra educación, así como también el haber contribuido a hacer en este país del oficio militar una verdadera profesión, donde el arte y la ciencia han coronado las tareas de la conducción elevadas a aquella condición. Todo eso debemos a esos viejos camaradas, la mayor parte de ellos muertos en la primera o en la segunda guerra mundial, pero que viven en nuestro recuerdo y en nuestro corazón.

Por eso me es inmensamente grato llegar hasta esta casa para entregarla al representante de la República Alemana, renacida con la desgracia, pero enaltecida por los altos valores que han caracterizado siempre al pueblo alemán.

En nombre de la República Argentina, en nombre de esta jamás desmentida buena amistad y del cariño que siempre hemos tenido por la nación alemana, en recuerdo de estos viejos camaradas y de la noble y numerosa colectividad que a tan larga distancia de su tierra ha sabido honrar a los alemanes en la Argentina, es para mí un inmenso placer señor embajador poner en sus manos esta casa.-

JUAN DOMINGO PERÓN

martes, 12 de octubre de 2021

El discurso más brillante de Perón en donde expone la filosofía del pensamiento peronista. En el día de la raza Perón hablaba hace 74 años.

 




DISCURSO PRONUNCIADO EN LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS, CON MOTIVO DEL HOMENAJE A DON MIGUEL DE CERVANTES, EN EL DÍA DE LA RAZA DE 1947 Juan Domingo Perón [12 de octubre de 1947]



No me consideraría con derecho a levantar mi voz en el solemne día que se festeja la gloria de España, si mis palabras tuvieran que ser tan sólo halago de circunstancias o simple ropaje que vistiera una conveniencia ocasional. Me veo impulsado a expresar mis sentimientos porque tengo la firme convicción de que las corrientes de egoísmo y las encrucijadas de odio que parecen disputarse la hegemonía del orbe, serán sobrepasadas por el triunfo del espíritu que ha sido capaz de dar vida cristiana y sabor de eternidad al nuevo Mundo.

No me atrevería a llevar mi voz a los pueblos que, junto con el nuestro, formamos la Comunidad Hispánica, para realizar tan sólo una conmemoración protocolar del Día de la Raza. Únicamente puede justificarse el que rompa mi silencio, la exaltación de nuestro espíritu ante la contemplación reflexiva de la influencia que, para sacar al mundo del caos que se debate, puede ejercer el tesoro espiritual que encierra la titánica obra cervantina, suma y compendio apasionado y brillante del inmortal genio de España.

ESPIRITU CONTRA UTILITARISMO

Al impulso ciego de la fuerza, al impulso frío del dinero, la Argentina, coheredera de la espiritualidad hispánica, opone la supremacía vivificante del espíritu.

En medio de un mundo en crisis y de una humanidad que vive acongojada por las consecuencias de la última tragedia e inquieta por la hecatombe que presiente; en medio de la confusión de las pasiones que restallan sobre las conciencias, la Argentina, la isla de paz, deliberada y voluntariamente, se hace presente en este día para rendir cumplido homenaje al hombre cuya figura y obra constituyen la expresión más acabada del genio y la grandeza de la raza.

Y a través de la figura y de la obra de Cervantes va el homenaje argentino a la Patria Madre, fecunda, civilizadora, eterna, y a todos los pueblos que han salido de su maternal regazo.

Por eso estamos aquí, en esta ceremonia que tiene la jerarquía de símbolo. Porque recordar a Cervantes es reverenciar a la madre España; es sentirse más unidos que nunca a los demás pueblos que descienden legítimamente de tan noble tronco; es afirmar la existencia de una comunidad cultural hispanoamericana de la que somos parte y de una continuidad histórica que tiene en la raza su expresión objetiva más digna, y en el Quijote la manifestación viva y perenne de sus ideales, de sus virtudes y de su cultura; es expresar el convencimiento de que el alto espíritu señoril y cristiano que inspira la Hispanidad iluminará al mundo cuando se disipen las nieblas de los odios y de los egoísmos. Por eso rendimos aquí el doble homenaje a Cervantes y a la Raza.

Homenaje, en primer lugar, al grande hombre que legó a la humanidad una obra inmortal, la más perfecta que en su género haya sido escrita, código del honor y breviario del caballero, pozo de sabiduría y, por los siglos, de los siglos, espejo y paradigma de su raza.

Destino maravilloso el de Cervantes que, al escribir el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, descubre en el mundo nuevo de su novela, con el gran fondo de la naturaleza filosófica, el encuentro cortés y la unión entrañable de un idealismo que no acaba y de un realismo que se sustenta en la tierra. Y además caridad y amor a la justicia, que entraron en el corazón mismo de América; y son ya los siglos los que muestra, en el laberinto dramático que es esta hora del mundo, que siempre triunfa aquella concepción clara del riesgo por el bien y la ventura de todo afán justiciero. El saber “jugarse entero” de nuestros gauchos es la empresa que ostentan orgullosamente los “quijotes de nuestras pampas”.

En segundo lugar, sea nuestro homenaje a la raza a que pertenecemos.

LA RAZA: SUPERACIÓN DE NUESTRO DESTINO

Para nosotros, la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo puramente espiritual. Constituye una suma de imponderables que hace que nosotros seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser, por nuestro origen y nuestro destino. Ella es lo que nos aparta de caer en el remedo de otras comunidades cuyas esencias son extrañas a la nuestra, pero a las que con cristiana caridad aspiramos a comprender y respetamos. Para nosotros, la raza constituye nuestro sello personal, indefinible e inconfundible.

Para nosotros los latinos, la raza es un estilo. Un estilo de vida que nos enseña a saber vivir practicando el bien y a saber morir con dignidad.

Nuestro homenaje a la madre España constituye también una adhesión a la cultura occidental.

Porque España aportó al occidente la más valiosa de las contribuciones: el descubrimiento y la colonización de un nuevo mundo ganado para la causa de la cultura occidental.

Su obra civilizadora cumplida en tierras de América no tiene parangón en la Historia. Es única en el mundo. Constituye su más calificado blasón y es la mejor ejecutoria de la raza, porque toda la obra civilizadora es un rosario de heroísmos, de sacrificios y de ejemplares renunciamientos.

Su empresa tuvo el sino de una auténtica misión. Ella no vino a las Indias ávida de ganancias y dispuesta a volver la espalda y marcharse una vez exprimido y saboreado el fruto. Llegaba para que fuera cumplida y hermosa realidad el mandato póstumo de la Reina Isabel de “atraer a los pueblos de Indias y convertirlos al servicio de Dios”. Traía para ello la buena nueva de la verdad revelada, expresada en el idioma más hermoso de la tierra. Venía para que esos pueblos se organizaran bajo el imperio del derecho y vivieran pacíficamente. No aspiraban a destruir al indio sino a ganarlo para la fe y dignificarlo como ser humano...

Era un puñado de héroes, de soñadores desbordantes de fe. Venían a enfrentar a lo desconocido; ni el desierto, ni la selva con sus mil especies donde la muerte aguardaba el paso del conquistador en el escenario de una tierra inmensa, misteriosa, ignorada y hostil.

Nada los detuvo en su empresa; ni la sed, ni el hambre, ni las epidemias que asolaban sus huestes; ni el desierto con su monótono desamparo, ni la montaña que les cerraba el paso, ni la selva con sus mil especies de oscuras y desconocidas muertes. A todo se sobrepusieron. Y es ahí, precisamente, en los momentos más difíciles, en los que se los ve más grandes, más serenamente dueños de sí mismos, más conscientes de su destino, porque en ellos parecía haberse hecho alma y figura la verdad irrefutable de que “es el fuerte el que crea los acontecimientos y el débil el que sufre la suerte que le impone el destino”. Pero en los conquistadores pareciera que el destino era trazado por el impulso de su férrea voluntad.

AMÉRICA: EMPRESA DE HÉROES

Como no podía ocurrir de otra manera, su empresa fue desprestigiada por sus enemigos, y su epopeya objeto de escarnio, pasto de la intriga y blanco de la calumnia, juzgándose con criterio de mercaderes lo que había sido una empresa de héroes. Todas las armas fueron probadas: se recurrió a la mentira, se tergiversó cuanto se había hecho, se tejió en torno suyo una leyenda plagada de infundios y se la propaló a los cuatro vientos.

Y todo, con un propósito avieso. Porque la difusión de la leyenda negra, que ha pulverizado la crítica histórica serie y desapasionado, interesaba doblemente a los aprovechados detractores. Por una parte, les servía para echar un baldón a la cultura heredada por la comunidad de los pueblos hermanos que constituimos Hispanoamérica.

Por la otra procuraba fomentar así, en nosotros, una inferioridad espiritual propicia a sus fines imperialistas, cuyas asalariados y encumbradísimos voceros repetían, por encargo, el ominoso estribillo cuya remunerada difusión corría por cuenta de los llamados órganos de información nacional. Este estribillo ha sido el de nuestra incapacidad para manejar nuestra economía e intereses, y la conveniencia de que nos dirigieran administradores de otra cultura y de otra raza. Doble agravio se nos infería; aparte de ser una mentira, era una indignidad y una ofensa a nuestro decoro de pueblos soberanos y libres.

España, nuevo Prometeo, fue así amarrada durante siglos a la roca de la Historia. Pero lo que no se pudo hacer fue silenciar su obra, ni disminuir la magnitud de su empresa que ha quedado como magnífico aporte a la cultura occidental.

Allí están, como prueba fehaciente, las cúpulas de las iglesias asomando en las ciudades fundada por ella; allí sus leyes de Indias, modelo de ecuanimidad, sabiduría y justicia; sus universidades; su preocupación por la cultura, porque “conviene –según se lee en la Nueva Recopilación. Que nuestros vasallos, súbditos y naturales, tengan en los reinos de Indias, universidades y estudios generales donde sean instruidos y graduados en todas ciencias y facultades, y por el mucho amor y voluntad que tenemos de honrar y favorecer a los de nuestras Indias y desterrar de ellas las tinieblas de la ignorancia y del error, se crean Universidades gozando los que fueren graduados en ellas de las libertades y franquezas de que gozan en estos reinos los que se gradúan en Salamanca”.

Su celo por difundir la verdad revelada porque –como también dice la Recopilación- “teniéndonos por más obligados que ningún otro príncipe del mundo a procurar el servicio de Dios y la gloria de su santo nombre y emplear todas las fuerzas y el poder que nos ha dado, en trabajar que sea conocido y adorado en todo el mundo por verdadero Dios como lo es, felizmente hemos conseguido traer al gremio de la Santa Iglesia Católica las innumerables gentes y naciones que habitan las Indias occidentales, isla y tierra firme del mar océano”.

España levantó, edificó universidades, difundió la cultura, formó hombres, e hizo mucho más; fundió y confundió su sangre con América y signó a sus hijas con un sello que las hace, si bien distintas a la madre en su forma y apariencias, iguales a ella en su esencia y naturaleza. Incorporó a la suya la expresión de un aporte fuerte y desbordante de vida que remozaba a la cultura occidental con el ímpetu de una energía nueva.

Y si bien hubo yerros, no olvidemos que esa empresa, cuyo cometido la antigüedad clásica hubiera discernido a los dioses, fue aquí cumplida por hombres, por un puñado de hombres que no eran dioses aunque los impulsara, es cierto, el soplo divino de una fe que los hacía creados a la imagen y semejanza de Dios.

ESPAÑA REDIVIVA EN EL CRIOLLO QUIJOTE

Son hombres y mujeres de esa raza los que en heroica comunión rechazan, en 1806, al extranjero invasor, y el hidalgo jefe que obtenida la victoria amenaza con “pena de la vida al que los insulte”. Es gajo de ese tronco el pueblo que en mayo de 1810 asume la revolución recién nacida; esa sangre de esa sangre la que vence gloriosamente en Tucumán y Salta y cae con honor en Vilcapugio y Ayohuma; es la que anima el corazón de los montoneros; es la que bulle en el espíritu levantisco e indómito de los caudillos; es la que enciende a los hombres que en 1816 proclaman a la faz del mundo nuestra independencia política; es la que agitada corre por las venas de esa raza de titanes que cruzan las ásperas y desoladas montañas de los Andes, conducidas por un héroe en una marcha que tiene la majestad de un friso griego; es la que ordena a los hombres que forjaron la unidad nacional, y la que aliente a los que organizaron la República; es la que se derramó generosamente cuantas veces fue necesario para defender la soberanía y la dignidad del país; es la misma que moviera al pueblo a reaccionar sin jactancia pero con irreductible firmeza cuando cualquiera osó inmiscuirse en asuntos que no le incumbían y que correspondía solamente a la nación resolverlos; de esa raza es el pueblo que lanzó su anatema a quienes no fueron celosos custodios de su soberanía, y con razón, porque sabe, y la verdad lo asiste, que cuando un Estado no es dueño de sus actos, de sus decisiones, de su futuro y de su destino, la vida no vale la pena de ser allí vivida; de esa raza es ese pueblo, este pueblo nuestro, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne, heroico y abnegado pueblo, virtuoso y digno, altivo sin alardes y lleno de intuitiva sabiduría, que pacífico y laborioso en su diaria jornada se juega sin alardes la vida con naturalidad de soldado, cuando una causa noble así lo requiere, y lo hace con generosidad de Quijote, ya desde el anónimo y oscuro foso de una trinchera o asumiendo en defensa de sus ideales el papel de primer protagonista en el escenario turbulento de las calles de una ciudad.

Señores:

La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina, a través de su vertiente hispánica, en la que el heroísmo y la nobleza, el ascetismo y la espiritualidad, alcanzan sus más sublimes proporciones. El Día de la Raza, instituido por el Presidente Yrigoyen, perpetúa en magníficos términos el sentido de esta filiación. “La España descubridora y conquistadora –dice el decreto-, volcó sobre el continente enigmático y magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales y con la aleación de todos estos factores, obró el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos de afirmar y de mantener con jubiloso reconocimiento”.

PORVENIR ENRAIZADO EN EL PASADO

Si la América olvidara la tradición que enriquece su alma, rompiera sus vínculos con la latinidad, se evadiera del cuadro humanista que le demarca el catolicismo y negara a España, quedaría instantáneamente baldía de coherencia y sus ideas carecerían de validez. Ya lo dijo Menéndez y Pelayo: “Donde no se conserva piadosamente la herencia de lo pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento original, ni una idea dominadora”. Y situado en las antípodas de su pensamiento, Renán afirmó que “eL verdadero hombre de progreso es el que tiene los pies enraizados en el pasado”.

El sentido misional de la cultura hispánica, que catequistas y guerreros introdujeron en la geografía espiritual del Nuevo Mundo, es valor incorporada y absorbido por nuestra cultura, lo que ha suscitado una comunidad de ideas e ideales, valores y creencias, a la que debemos preservar de cuantos elementos exóticos pretenden mancillarla. Comprender esta imposición del destino, es el primordial deber de aquellos a quienes la voluntad pública o el prestigio de sus labores intelectuales, les habilita para influir en el proceso mental de las muchedumbres. Por mi parte, me he esforzado en resguardar las formas típicas de la cultura a que pertenecemos, trazándome un plan de acción del que pude decir –el 24 de noviembre de 1944- que “tiene, ante todo, a cambiar la concepción materialista de la vida por una exaltación de los valores espirituales”.

Precisamente esa oposición, esa contraposición entre materialismo y espiritualidad, constituye la ciencia del Quijote. O más propiamente representa la exaltación del idealismo, refrenado por la realidad del sentido común.

De ahí la universalidad de Cervantes, a quien, sin embargo, es precio identificar como genio auténticamente español, mal que no puede concebirse como no sea en España.

Esta solemne sesión, que la Academia Argentina de Letras ha querido poner bajo la advocación del genio máximo del idioma en el IV Centenario de su nacimiento, traduce –a mi modo de ver- la decidida voluntad argentina de reencontrar las rutas tradicionales en las que la concepción del mundo y de la persona humana, se origina en la honda espiritualidad grecolatina y en la ascética grandeza ibérica y cristiana.

Para participar en ese acto, he preferido traer, antes que una exposición académica sobre la inmortal figura de Cervantes, palpitación humana, su honda vivencia espiritual y su suprema gracia hispánica. En su vida y en su obra personifica la más alta expresión de las virtudes que nos incumbe resguardar.

RESURRECCION DEL QUIJOTE

Mientras unos soñaban y otros seguían amodorrados en su incredulidad, fue gestándose la tremenda subversión social que hoy vivimos y se preparó la crisis de las estructuras políticas tradicionales. La revolución social de Eurasia ha ido extendiéndose hacia Occidente, y los cimientos de los países latinos del Oeste europea crujen ante la proximidad de exóticos carros de guerra. Por los Andes asoman su cabeza pretendidos profetas, a sueldo de un mundo que abomina de nuestra civilización, y otra trágica paradoja parece cernirse sobre América al oírse voces que, con la excusa de defender los principios de la Democracia (aunque en el fondo quieren proteger los privilegios del capitalismo), permitan el entronizamiento de una nueva y sangrienta tiranía.

Como miembros de la comunidad occidental, no podemos substraernos a un problema que de no resolverlo con acierto, puede derrumbar un patrimonio espiritual acumulado durante siglos. Hoy, más que nunca, debe resucitar Don Quijote y abrirse el sepulcro del Cid Campeador.

JUAN DOMINGO PERÓN

jueves, 17 de octubre de 2019

Hace 73 años Perón hablaba en el primer aniversario del Día de la Lealtad





17 DE OCTUBRE DE 1946

1º ANIVERSARIO DEL DIA DE LA LEALTAD

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE
LA NACION
 GRAL. JUAN DOMINGO PERON

Perón - Tres Revoluciones Militares


Noche del 17 de octubre de 1946

Perón habla a los trabajadores en Plaza de Mayo








Mis queridos descamisados:



Hace un año, en esta misma histórica Plaza de Mayo, saludaban los humildes mi liberación, después de la huida de los traidores. Por eso, el 17 de Octubre será para todos los tiempos el «Día de los Descamisados», el día de los que tienen hambre y sed de justicia.



El 17 de Octubre será para todos los tiempos la epopeya de los humildes: día de la ciudadanía y del pueblo argentino, no de una parte del pueblo ni de agrupaciones determinadas, sino de todo el pueblo auténticamente criollo. Y como buenos criollos, comencemos por perdonar a los que nos han traicionado, a los que han traicionado a nuestra causa. Pero al perdonar a los que han traicionado nuestro Movimiento, a los pobres de espíritu que no supieron defender dignamente su causa, y a los malvados, hagamos la solemne promesa, en esta histórica Plaza de Mayo de las grandes decisiones populares, de trabajar por la felicidad del pueblo y por la grandeza futura de la patria.



Y así como he de preguntarles todos los 17 de Octubre, en este mismo lugar, les pregunto hoy  por primera vez si he trabajado por el pueblo en estos cuatro meses.

Quiero preguntarles también si he defraudado las esperanzas que ustedes pusieron en mí. Y, finalmente, si en este 17 de Octubre sigo siendo para ustedes el mismo coronel Perón de otros tiempos.



- Los trabajadores responden: ¡¡¡¡ SI !!!!



Como este gobierno es de los «descamisados», he de hacerles todos los años estas preguntas, porque no deseo ocupar el poder un segundo más después de haber  perdido la confianza del pueblo.

Como gobierno emanado de la voluntad popular, que siente las inquietudes, las alegrías y el dolor de la masa sufriente, quiero decirles en pocas palabras que, en lo social, en lo político y en lo económico estamos realizando una obra cuya responsabilidad asumimos plenamente y que tiende a que en el futuro los bienes, la felicidad y la riqueza de esta hermosa tierra Argentina no pertenezcan a un grupo de privilegiados sino a los 14 millones de habitantes.



Sé que nuestros detractores han de decir mañana que éste no es el pueblo, y aunque ellos, por intermedio de sus órganos «serios», digan y afirmen que esta reunión estaba compuesta por grupos de «muchachones descamisados», nosotros sabemos bien que el único pueblo auténtico de la Nación es el que está aquí presente esta noche.



No he de hablarles de nuestra obra social, porque ustedes saben tan bien como yo lo que hemos ganado en estos dos años y medio, y saben mejor que nadie que  se ha elevado la cultura social del país para los empleados y los empleadores, y que se ha dignificado al trabajo y al trabajador, al mismo tiempo que se ha humanizado el capital.



Me preguntan dónde estuve el 17, y frente a esa insistencia he de decirles la verdad: estuve preso, en Martín García. Todavía no he tenido tiempo de preocuparme de averiguar quien fue el culpable, porque en lugar de detenerme a pensar en el pasado he preferido mirar hacia el porvenir y realizar siempre una obra en provecho de mis queridos «descamisados». Pero quiero decirles que los días que estuve preso, no los perdí para la causa del pueblo. Los empleé para meditar profundamente sobre lo que debía hacer luego en bien de mis «descamisados».



Afortunadamente, hoy podemos dar gracias a Dios por habernos permitido vencer en nuestra lucha y ello nos llena de satisfacción al contemplar a esa multitud, a la cual yo guardaré gratitud por todos los días de mi vida.

En este venturoso 17 de octubre, a un año de la victoria del pueblo contra el engaño y la mentira, a un año de nuestra batalla vencida, echemos una mirada retrospectiva y pensemos si cada día, si cada minuto, hemos hecho algo por defender esta nuestra sagrada causa del pueblo. Si podemos contestarnos afirmativamente, festeje el pueblo alborozado su propio éxito, reflejando en su corazón la causa de sus hermanos de trabajo y de sacrificio; festeje el pueblo esta epopeya del Descamisado. Pero, al mismo tiempo, esté alerta y vigilante, porque hoy tiene en las manos su destino y debe luchar para que se le vaya de ellas.

¡Que cada «descamisado» sea un centinela alerta de su misión en la sociedad argentina y vigile la sagrada causa de todos! Yo, como Primer Descamisado, desde aquí permaneceré vigilante y he de estar atento por si

alguna vez debo llamar a reunión a nuestros «descamisados» en esta Plaza de Mayo.



Yo quiero decirle al pueblo argentino que no deseo gobernarlo con otro vínculo, entre él y yo, como no sea el de  la unión que nace de nuestros corazones. Yo no quiero mandar sobre los hombres sino sobre sus corazones, porque el mío late al unísono con el de cada «descamisado», al que interpreto y amo por sobre todas las cosas.

Por eso, por ese profundo amor que siento por «descamisados», quiero hoy pedirles que me acompañen en una idea que voy a lanzar en este primer aniversario: la de que levantemos en esta Plaza de Mayo un monumento al descamisado.

Este monumento marcará la iniciación de la primera etapa en que el pueblo, por primera vez en la historia patria, tomó en sus manos los destinos de la Nación.

Ese «descamisado», que fue carne de cañón en la independencia, que fue el gaucho de las cuchillas y de las chuzas en la organización nacional, el mismo que después levantó estos edificios, hizo grande a la Patria y la llevará a sus grandes destinos, no tiene todavía un monumento que lo perpetúe. Es una deuda que la sociedad Argentina debe pagar al hombre humilde, al hombre que todo lo hizo y nada reclamó para sí. En ese monumento al descamisado habrá mucho del espíritu y de la forma de cada uno de los que han muerto ignorados, luego de haber labrado la grandeza de la Patria.



Cuando, en los días de vigilia, el pueblo quiera reconciliarse consigo mismo irá al monumento del descamisado a pedirle la inspiración que tuvo en los días de grandeza y ventura para la Nación. Y pidamos a Dios que mientras haya un «descamisado» en esta tierra, los destinos de la Nación surjan de la inspiración del hombre del pueblo, que nada ambiciona para sí sino para la Patria y para sus hermanos.



Ahora, como en los grandes días de nuestra epopeya, quiero estrecharlos en un abrazo de hermano a cada uno de los que llenan esta inmensa plaza, abrazo en el que sintetizo todo el cariño de mi corazón para el pueblo, al que he de ser fiel hasta el último instante de mi vida.

Nadie podrá hablarnos de grandeza después de haber visto esta multitud inacabable de hombres que sienten y que piensan animados por el fuego divino del deseo de llevar a su Patria adelante contra la oposición de todos los tiempos.



Finalmente, quiero anunciarles que, así como el 17 de octubre pasado, sin ser más que un «descamisado», decreté feriado el 18 de Octubre, quiero que esta noche la disfrute el pueblo en sus fiestas inocentes y como presidente de la República les pido que escuchen en silencio el decreto que ha de leerse, que quedará para todos los tiempos señalado como una costumbre.



- Se lee el Decreto



Y ahora, para terminar con este digno acontecimiento, les pido a todos que vayan dispersándose en orden y lentamente. Como soy un hombre del pueblo y quiero ir al baile popular, he de encontrarme en la Plaza de la República para bailar con ustedes.


viernes, 19 de julio de 2019

Se modificaba secretamente, la independencia nacional hace 203 años


Francisco Narciso Laprida


MODIFICACION DE LA DECLARACION DE INDEPENDENCIA EN LA SESION SECRETA DEL 19 DE JULIO DE 1816


Sesión Secreta del día 19 de Julio de 1816


Presidente, vice-presidente, Dr. Antonio Saenz, Dr. José Darregueyra, José Antonio Cabrera, Dr. Manuel Antonio Acevedo, Dr. José Ignacio de Gorriti, Dr. José Andres Pacheco Melo, Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, Eduardo Perez Vulnes, Dr. Pedro Miguel Araoz, Dr. Pedro Medrano, Pedro Francisco de Uriarte, Dr. Juan Agustin Maza, Dr. Estevan Agustin Gazcon, Pedro Leon Gallo, Pedro Ignacio Ribera, Dr. José Severo Malavia, L. Gerónimo Salguero de Cabrera, Dr. Mariano Sanchez de Loria, Dr. José Colombres, Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros.


Reunidos los Señores Diputados que se anotan al margen en la Sala del Congreso a la hora acostumbrada, resuelto todo lo que consta en el acta publica de este día, se mandó despejar la Barra, y tomando la palabra el señor Medrano, pidió, que pues se había pasar al Ejército la acta de Independencia, y formula del juramento de ella, después de las expresiones: «Sus sucesores y Metropoli», se agregase, «y de toda otra dominación extranjera», dando por razón que de este modo se sofocaría el rumor esparcido por ciertos hombres malignos de que el Director del Estado, el Gral. Belgrano, y aun algunos individuos del Soberano Congreso, alimentaban ideas de entregar el País a los Portugueses, y fue acordado.
Sucesivamente el señor Acebedo propuso se previniese un manifiesto para circularlo a los Pueblos, en caso de caer el Soberano Congreso en la opresión del Ejército, pidiendo se discuta su moción relativa a la forma de gobierno, la que renovó y reitero.
En seguida el señor Araoz, hizo moción para que se de orden al Gral. Rondeau para que no de paso adelante de las Trancas, y en caso de haber pasado de allí, retroceda, y fue suficientemente apoyada, agregando el señor Anchorena se pase oficio al Gobernador de la Provincia, para que proporcione al Ejército en las Trancas los auxilios necesarios, lo que fue acordado y se cumplió.
Posteriormente los señores Rivera y Boedo propusieron, el primero: Que se intercepte la correspondencia de Buenos Aires que por el presente correo venga al Ejército, y fue apoyada. El segundo, que dicho a su llegada sea detenido en esta, hasta ver los resultados del expreso hecho al Ejército, lo que fue acordado. Ultimamente se leyó mi oficio del Gral., Belgrano, en contestación al que se le dirigió facultándolo plenamente para tomar las providencias convenientes, a efecto de posesionarse del mando del Ejército, en él expone que seria conveniente lograr primero la contestación directa del Poder Ejecutivo a los puntos que le ha consultado, pues que así resultarán las ordenes para el Gral. que está al frente de las Tropas por el conducto que el Congreso mismo le ha señalado, y no habrá el impedimento que puede afianzarse en aquella falta. Concluida la lectura, el señor Saenz, hizo moción que fue apoyada suficientemente para que se diga al Gral. Belgrano responda categóricamente si se hace cargo de cumplir las prevenciones, que en el día anterior se le hicieron por el Soberano Congreso; más al fin de una dilatada discusión fue acordado se conteste a dicho General que sin perjuicio de lo que expresa en su oficio, cumpla con las ordenes que anteriormente se le han comunicado; con lo cual termino la sesión.
Francisco Narciso Laprida, presidente
Mariano Boedo, vice-presidente
Jose Mariano Serrano, diputado secretario.

martes, 11 de junio de 2019

Hace 63 años asesinaban al Cabo músico Miguel José Rodríguez




El Cabo músico Miguel José Rodríguez, que oficiaba como tal en la Escuela de Mecánica del Ejercito, fue fusilado, en el mismo sitio, por sumarse al  intento del general Juan José Valle y otros militares patriotas, para  derrocar al gobierno de los asesinos Aramburu y Rojas. Ocurrió el 11 de junio de 1956.
El Cabo Rodríguez vivía en Bella Vista, lugar cercano al regimiento de Campo de Mayo.